14 de agosto de 2015

NOS GUSTA UBRIQUE SIN LA SUELTA DE TOROS POR LAS CALLES

Nos gusta Ubrique por su gente trabajadora, por la riqueza natural de su entorno, por su casco antiguo, declarado bien de interés cultural.
Nos gusta Ubrique por su artesanía de la piel, y nos complace que sea conocido en el resto del mundo por esta sabiduría popular en la confección de artículos de marroquinería.
Nos gusta Ubrique por las huellas de su historia, con sus restos prehistóricos, el yacimiento de su ciudad romana, su cercana fortaleza medieval, los edificios de interés arquitectónico, como las ermitas de San Juan y San Pedro restauradas, su exposición permanente sobre la piel, su centro de interpretación de la historia local.
Nos gusta Ubrique por su tradición pictórica y los artistas plásticos que dan fama a este pueblo. Celebramos con gusto la apoteosis de arte del concurso de pintura al aire libre.
Nos gusta Ubrique por los progresos de sus estudiantes, por las escuelas, institutos y maestros y profesores que cimientan el valor de la educación.
Nos gusta Ubrique por su dedicación a la música, con su coral polifónica, sus coros, bandas musicales, orquestas, grupos jóvenes con entusiasmo.
Nos gusta Ubrique por la gente que escribe y ama los libros, que aprecia la biblioteca, que está orgullosa de su archivo histórico, que colecciona y comparte fotografías antiguas para recuperar el pasado.
Nos gusta Ubrique por la libertad de expresión consagrada en numerosas web y blogs de internet.
Nos gusta Ubrique por el amor al deporte de cada vez mayor número de vecinos.
Nos gusta Ubrique por sus dos parques naturales, un privilegio y un gozo.
Nos gusta el turismo que aprecia la cultura y la naturaleza
Nos gusta Ubrique cuando este nombre está unido a las ideas de progreso.
Nos gustan las celebraciones tradicionales, como los gamones, porque somos únicos en su explosión de júbilo. Nos gusta el casco antiguo en navidad por su portal viviente. Nos gustan las barriadas por sus fiestas populares y los carnavales.
Nos gustan las celebraciones sin que se maltrate a los animales. Nos gustan los eventos que superen los impulsos más primitivos e irracionales. Nos desagrada el divertimento basado en la humillación de animales indefensos por las calles, que nunca ha sido tradición histórica en nuestro pueblo.
NOS GUSTA UBRIQUE SIN LA SUELTA DE TOROS POR NUESTRAS CALLES.

14 de junio de 2015

Senderistas ubriqueños por el mundo: la Cerrada del río Castril (Granada)

La Pasarela de la Cerrada del río Castril

Texto y fotos de Alejandro Pérez Ordóñez
Alejandro Pérez Ordóñez y Esther Carrero Fernández viajaron al extremo norte de la provincia de Granada, en las vastas y sorprendentes tierras del Altiplano Granadino, para aproximarse al pueblo de Castril de la Peña y su parque natural de la Sierra de Castril, realizando este bonito y peculiar sendero. La Sierra de Castril es una de las estribaciones del gran complejo montañoso de Cazorla, Segura y Las Villas, y corresponde principalmente al valle del río Castril, que recorre de norte a sur la mayor parte del término municipal de esta localidad. Junto al propio casco urbano existe otro espacio natural protegido, el monumento natural de la Peña de Castril, y la ruta que describimos recorre por su interior el desfiladero que la erosión del río ha horadado al rodear esta prominencia rocosa, que está coronada por un castillo medieval.
Al sendero se accede descenciendo desde el pueblo hasta el río, en un punto hasta donde se puede acceder en coche, existiendo un área de aparcamiento. Junto a él comienza un tramo por el que el río transcurre soterrado bajo un embovedado. Encima del mismo existe un parque o alameda, llamado Paseo de la Voz Dormida. Después, el camino nos conducirá hasta un punto donde comienza la parte más atractiva de la ruta: la Pasarela. Se trata del tramo en que el río se encajona entre acantilados rocosos por un estrecho desfiladero, en el que se ha construido una pasarela de madera. Quienes conozcan el Caminito del Rey, en la provincia de Málaga, podrán decir que éste parece un hermano pequeñito de aquél, desde luego exento de toda peligrosidad, pues no se puede comparar ni en altura ni en longitud, pero sí que posee el atractivo de ofrecer una pequeña-gran aventura a grandes y pequeños, ya que en este caso es apto para prácticamente todos los públicos. La pasarela transcurre por la margen izquierda del río, elevada algunos metros sobre las aguas bravas que corren a nuestros pies. A la derecha del comienzo de la pasarela encontraremos, embutido en las rocas, el antiguo edificio de la Fábrica de la Luz, hoy en día un salón de usos múltiples del ayuntamiento de Castril. Recorreremos la pasarela hasta llegar a un punto en que el desfiladero se ensancha un poco y podemos descender por nuestro propio pie hasta la orilla del río, en un pequeño remanso rodeado de vegetación de ribera. Unos metros más adelante, el cañón se vuelve de nuevo abrupto y estrecho, y el sendero cruza sobre el cauce por un puente colgante de estructura metálica, que se cimbrea al paso de los excursionistas. Una vez pasado el puente, nos introduciremos literalmente en la montaña, al otro lado de la Peña, ya que el camino continúa por un túnel horadado en las rocas. Aunque no está iluminado y en los primeros metros nos veremos sumidos en una completa oscuridad, en pocos pasos nos aproximaremos a la claridad procedente del otro extremo, ya que no es muy largo. Pero antes, encontraremos una bifurcación a la izquierda, que llega a un balcón colgado sobre el cauce del río, en el tramo más encajonado del tajo fluvial. A la salida del túnel, el sendero se dirige hasta un puente y un antiguo molino, hoy reconvertido en restaurante, y un camino asciende desde allí rodeando la Peña por el otro lado hasta alcanzar de nuevo el pueblo.

Castril de la Peña

Castril de la Peña y su Sierra

El pueblo de Castril y su Peña desde el camino que desciende hasta el río.

Esther al comienzo de la Pasarela.

Alejandro al comienzo de la Pasarela.

Pasarela del río Castril.









Elementos de las murallas del castillo de Castril vistos desde la Pasarela.


Puente colgante sobre el río Castril.

En el túnel.





Monumento natural de la Peña de Castril.

Final de la Cerrada del río Castril.

La Peña de Castril.

Esther sobre el puente colgante.

Puente colgante.











A la izquierda, la antigua Fábrica de la Luz.





Camino que conecta el Paseo de la Voz Dormida con la Pasarela.

Paseo de la Voz Dormida.

Paseo de la Voz Dormida.

El río Castril antes de entrar en la Cerrada.

Río y Sierra de Castril.

11 de febrero de 2015

De Villaluenga a Benaocaz por la Cañada de Peralta, Los Navazos y El Cao

Los Navazos.

El pasado 20 de diciembre de 2014 realizaron esta ruta nuestros amigos José Francisco Canto Valenzuela y Sebastián Hinojos Corrales, acompañados de otras dos personas de Arcos de la Frontera. Se trataba de enlazar dos localidades serranas próximas a Ubrique, comenzando en Villaluenga del Rosario y desembocando en Benaocaz. El itinerario comenzaba dirigiéndose al puerto de Pedro Ruiz para afrontar, desde la zona de Las Covezuelas, la subida por la Cañada de Peralta, vaguada que separa las sierras del Caíllo y del Endrinal, ascendiendo hasta las depresiones kársticas conocidas como Los Navazos, en las partes altas de la sierra del Caíllo. Desde aquí, pasando por el Cao, se realizó el descenso hasta el pueblo de Benaocaz. [Fotos: José Francisco Canto Valenzuela]

Los Navazos.

Villaluenga del Rosario, punto de inicio de la ruta.

Benaocaz, final de la ruta. Al fondo, el pico del Cao.